COLONIA DIGNIDAD:
EL ARTE COMO ESPACIO DE REPARACIÓN
Colonia Dignidad es una herida dolorosa y aún abierta a nivel social, judicial y cultural. Sin embargo, pareciera que desde el arte en sus distintos formatos -literatura, cine, pintura, fotografía, entre otros- se está reparando el daño, si es que eso es posible. Ya hay más de 30 obras artísticas sobre el tema, realizadas por chilenos y alemanes.
«Yo desde ese momento juré vengarme de Paul Schäfer”. Estas palabras son de Salo Luna Garrido, narrador de la serie documental de Netflix “Colonia Dignidad: una secta alemana en Chile” (2021), quien fue abusado durante años por el líder cuando como niño representaba la cara visible al exterior de la llamada Juventud Vigilia Permanente. El documental de los alemanes Annette Baumeister y Wilfried Huisman, bajo la idea original del chileno Cristián Leighton, recorre la historia del enclave desde sus orígenes en la posguerra alemana de fines de la década del ‘50, su instalación en la zona de Parral (VII Región) como Sociedad Benefactora y Educacional en 1961 y el fin de su personalidad jurídica en 1997 cuando se renombra Villa Baviera y toma un giro turístico que persiste hasta hoy.
A pesar de que supuestamente dentro de las fronteras de Chile y de Alemania, incluso más allá, ya se sabe de su existencia y los horrores que se cometieron durante décadas -acontecimientos mediáticos como la fuga de Salo Luna y su compañero Tobías Müller en 1997 serán el detonante final del derrumbe de la secta y su cara visible-, no dimensionamos hasta hoy la catástrofe que significó y sigue significando. Lo único que está muy claro es que Colonia Dignidad es una herida abierta y dolorosa -a nivel judicial, social y cultural-, porque muchas víctimas no han tenido justicia en Chile ni Alemania, varios victimarios viven en impunidad y todavía está en proyecto la creación internacional de un sitio de memoria que albergue las demandas de todos los involucrados.
Por lo anterior, pareciera que el arte, en sus diferentes formatos -literatura, cine, pintura, fotografía, entre otros-, es el que está llevando a cabo, simbólicamente, una “venganza”, siguiendo a Salo Luna, o para plantearlo más positivamente: una reparación, si es que es posible reparar algo de todo el daño causado. Se han abierto causas judiciales y se han generado discusiones políticas tras algunas producciones artísticas. Hay dos ejemplos más recientes.
El lanzamiento internacional del largometraje de ficción “Colonia” (2015), del cineasta alemán Florian Gallenberger (1972), contó con estrellas de fama mundial como Daniel Brühl y Emma Watson, y generó repercusiones diplomáticas puesto que expone cierta complicidad de la Embajada Alemana en Chile con los jerarcas del enclave. Fue tal el impacto mediático que tuvo su proyección sobre todo en Alemania -más allá de que estéticamente reproduce ciertos clichés de una trama amorosa hollywoodense con poco espesor- que se abrieron fondos de reparación a las víctimas y, de alguna manera, el Estado alemán dimensionó el abandono que sufrieron sus ciudadanos en territorio chileno.
Otro caso es el del colono Willi Malessa, quien en la docuserie de Netflix entrega su dramático testimonio y confirma su participación en la operación “Retiro de Televisores” de 1978, que en el caso de Colonia Dignidad se tradujo en la exhumación e incineración de los cuerpos de los detenidos desaparecidos de la dictadura que fueron torturados y asesinados dentro del fundo El Lavadero. Malessa fue detenido y encarcelado en mayo de este 2023.
Imagen de La casa Lobo de Cristóbal León y Joaquín Cociña.
Los ejemplos mencionados son sólo dos de las más de 30 obras artísticas chilenas y alemanas, desde 1981 hasta 2023, que han abordado el caso de Colonia Dignidad o actual Villa Baviera. Quisiera destacar que un grupo importante de sus creadores chilenos eran artistas sub-40 cuando sus obras fueron presentadas y que su vínculo afectivo con lo ocurrido opera en los términos de una “memoria prostética”, pues se apropian de una memoria que no tiene que ver con una experiencia vivida propiamente tal -fueron niños o adolescentes durante la dictadura en Chile o en el exilio- ni relativa a un grupo reducido, sino a una recibida a través de la reproducción de imágenes y relatos gracias a los medios masivos. En palabras de la escritora chilena Lola Larra (1968) en su novela “Sprinters. Los niños de Colonia Dignidad” (Hueders, 2016), se busca “perseguir al monstruo”.
En palabras de la escritora chilena Lola Larra (1968) en su novela “Sprinters. Los niños de Colonia Dignidad” (Hueders, 2016), se busca “perseguir al monstruo”.
Larra y otros autores jóvenes chilenos nacidos en los años ‘80 -pienso en la artista visual Mariana Najmanovich, o los realizadores Joaquín Cociña y Cristóbal León- se aproximan a la Colonia desde apuestas estéticas originales donde el foco no está necesariamente en el registro de una historia reciente que no era demasiado conocida hasta hace poco sino más bien en representar los afectos (horror, vergüenza, miedo) e imaginarios culturales (bosque, coro, deporte) que rodean a estos hechos.
De hecho, a falta de archivos que den cuenta de lo sucedido -los de la serie de Netflix son accesibles desde hace sólo unos pocos meses en el archivo digital Progress- estos autores inventan uno en un afán tal vez ético de “hacer memoria” a falta de una. Najmanovich, en su serie “La Colonia” (2015), interviene fotografías documentales y apuesta a un trabajo con el color y los rostros. En su trabajo subyace la pregunta por la representación de la violencia, por ejemplo, en el mundo infantil. En el caso del trabajo colectivo de León&Cociña, su stop-motion “La Casa Lobo” (2018) inicia con imágenes de archivo que simulan los videos de propaganda que sobre todo durante los años ‘90 la Colonia difundió para acallar los rumores negativos, y luego se centra en la historia de la niña Maria que escapa de la Colonia y se esconde en una casa en el bosque donde es acechada por el lobo.
Estos son sólo algunos ejemplos estéticos y narrativos que permiten dimensionar sobre lo que fue y sigue siendo el caso de Colonia Dignidad, que es una historia que recién comienza a revelarse, y el arte será su principal exponente.